La vida no dejará de golpearnos, de ponernos a prueba, de desafiarnos cada vez que ponemos los pies en el suelo al levantarnos de la cama para afrontar un nuevo día.
Ante todo ello nuestra cabeza tiene que ser el motor que impida que nos desvanezcamos, que se nos caiga el mundo encima dependerá solo de uno mismo, de ti mismo.
Muchos pensamientos nos afloran a diario y la dirección de todos ellos nos marcarán nuestra manera de ser y de vivir la vida, nuestra vida.
Despierta cada día con una actitud positiva, pregúntate ¿Y porqué no? No va a ser fácil, tenlo por supuesto. Puede que fracases, puede. ¿Pero por ese miedo no lo vas a intentar?
Hace exactamente diez semanas que volví de mi primera carrera importante de la temporada, la que era el estreno de la Copa del Mundo de Skyrunning y volví de ella lesionado.
Impotencia, rabia, desesperación… Un cúmulo de pensamientos y sensaciones me asaltaban ferozmente día tras día al ver que mi rodilla no avanzaba, tenía dolor y no era un dolor pasajero soportable como cualquier molestia.
Días dónde casi literalmente se te cae el mundo encima… ¡Maldita incerteza! Vas pasando por pruebas diagnósticas médicas desconcertantes, no das en el clavo y las semanas pasan.
El entorno sentimental directo que te rodea te quiere ayudar, pero primero te tienes que dejar, tienes que dar ese paso de exteriorizar esas sensaciones que te invaden y saber aceptar opiniones externas.
A partir de ahí tienes que trabajar tu mente, no sabes cuando volverás a correr, cuando volverás a poder practicar esa actividad que es el pilar de tu vida, pero tienes dos opciones: Luchar o rendirte.
Tú decides como afrontar esa situación, que en realidad es una situación más de tu vida, pero nos tocan el deporte, nuestra válvula de escape, y parece que nos morimos.
Tomé la decisión adecuada, y luché, lucho y seguiré luchando para seguir en pié, para mantener los ojos puestos en mis objetivos, en mi vida.
“Seguirem somiant.”